lunes, 24 de noviembre de 2008

Juan Carlos López: la TV ataca

“Americando”, la identidad y la tele uruguaya en tiempos de “guerra del rating”

Por Diego Sebastián Maga
Los televidentes debaten más sobre “cantidad” de audiencia (discusión que antes estaba reservada a los gerentes de programación) que de “calidad” de contenidos. En medio de esta desaforada “guerra del rating”, los programas uruguayos tienen corta vida o mueren antes de nacer. En una trinchera, y cada vez más solo, Juan Carlos López resiste la invasión extranjera con la bandera de la identidad.

Los programas uruguayos son una especie en extinción. Exceptuando al Canal 5 (cada vez más renovado y atractivo), da la sensación que la televisión uruguaya perdió la batalla. Víctima de la descarnada y descerebrada “guerra del rating”, la producción nacional es acribillada a diario por la invasión extranjera. En los canales privados, los programas nacionales tienen corta vida o mueren antes de nacer. En tiempos en que los ciclos uruguayos están en retirada, Juan Carlos López resiste desde su trinchera. Armado de “cultura popular” y con la bandera de la “identidad”, “Lopecito” se defiende y nos defiende todos los domingos por Canal 12 (de 10:30 a 12:00) con su clásico ciclo “Americando”. El conductor televisivo (que en unas semanas animará el festival folclórico a beneficio del Hospital San José) ahora es quien tiene la palabra… y el control remoto…

“Si tiene algo de bueno “Americando” es que yo grabo y ese material va a una productora en donde la persona más grande tiene 30 años. Cuando todo eso se edita no voy porque me terminaría peleando; generalmente se corta de allá y de acá o te ponen una jineteada por la mitad. Sin embargo, así tiene que ser para que no se vuelva aburrido y el programa tenga dinámica visual. O sea, “Americando” maneja una temática muy tradicional pero adaptada –por cabezas jóvenes- al formato televisivo. Ese es el secreto.”

Entre tanta “guerra del rating” e invasiones extranjeras, ¿no siente que “Americando” es una de las pocas trincheras que hay en la tele para defender lo nuestro?
(Larga la carcajada) “Y es el destino. A lo mejor es una misión que –como comunicador- estoy haciendo sin darme cuenta. Sobre todo después de la muerte de mi hijo y de preguntarme que hago acá o por que se fue él y me quedé yo, entendí que estoy para esto.”

Actualmente, se discute más sobre mediciones de audiencia que de contenidos televisivos, ¿se llegó a contagiar por esta fiebre de vivir pensando en quien mide más o menos?
“No me desvela. Lo primero que capto es el cariño de la gente. Después, y te lo digo con sinceridad, “Americando” duplica en Montevideo a la audiencia del resto de los programas en su franja horaria. Un domingo tuvimos un record de 120 mil televidentes: nos vieron unos 80 mil en la capital y el resto en el interior.”

¿Por qué los programas uruguayos son una especie en extinción?
(Medita unos segundos en silencio) “Creo que es un tema de confianza. Eso depende del sentido que le den los propietarios o los gerentes de programación a tener un medio de comunicación: puede ser una cajita de hacer plata u otra cosa.”

¿Y hoy la televisión uruguaya está más cerca de ser “una cajita de hacer plata” o de ser “otra cosa”?
(Sonríe) “Hoy está absolutamente inclinada a ser “una cajita de hacer plata”. Yo sé que los costos de producción son altos pero lo ideal sería combinar calidad con negocio.”

¿Qué programas uruguayos ve?
“Hace un tiempo el canal (12) puso en el aire un ciclo precioso de Facundo Ponce De León que se llamó “Vidas”. Me parece que se tiene que insistir por ese lado. Ayer estuve con La Obaldía (María Inés) y le dije que me encantaría que retornara con aquel programa que tenía junto a (Gerardo) Sotelo en el mediodía de Canal 10.”

¿“Caleidoscopio”?
“Ese mismo. Y la verdad es que, más allá de ser muy interesante, tenía muy buena audiencia.”

El ADN de la MPU

De donde venimos y hacia donde vamos

¿Cómo es posible que la MPU salga ilesa ante semejante invasión cultural extranjera?
“A mí me gusta comparar la cultura uruguaya con la coronilla: ese tipo de leña dura que vos dejás prendida y, cuando parece apagarse, con un soplidito vuelve a encender. El patrimonio de la canción es construido por las comunidades casi sin darnos cuenta. Pepe (Guerra), (Alfredo) Zitarrosa o (Santiago) Chalar yo no sé si han sido concientes de lo que hicieron. Con un tipo de sonido u otro, se siguió una línea. Es como que siempre existió una columna vertebral que fue creciendo con nuevos aportes. Y eso permitió que ese modelo cultural nunca caducara.”

¿Me equivoco si interpreto que el futuro y la evolución de la MPU, dependen de que no olvidemos el pasado?
“Sí señor. Incluso, recuerdo haber leído un informe de la UNESCO -que hablaba de la canción popular en Brasil y Uruguay- en donde a sus autores les llamaba la atención el movimiento de la música uruguaya. Su potencia y su vigencia. Y esto se suma a una encuesta elaborada por Hugo Achugar, de la Facultad de Humanidades, en la que se quería establecer cuanta gente era adicta al canto popular y cuanta a la música tropical, que supuestamente aquí es dueña y señora. Sin embargo, esta consulta arrojó que más del 40 % de los encuestados preferían escuchar folclore.”

Cuando usted se va de viaje al extranjero, ¿qué discos uruguayos no pueden faltar en sus valijas?
“¡Fá!... ¡Que difícil es eso!”

No me vaya a decir 50 nombres para quedar bien con todos; la idea es que elija unos pocos…
“No, no…” (Piensa unos segundos) “En un viaje seguro que me llevo a (José) Carbajal (“El Sabalero”) y si me pedís que elija un disco suyo sería “Entre putas y ladrones”. Después me llevaría algo de Chalar. Y sin dudas, la discografía completa de Zitarrosa.”

Todos estos nombres forman parte del ADN de solistas como Jorge Drexler o bandas como “No Te Va Gustar”, ¿es de escuchar sus canciones más folclóricas?
“Claro que sí. Mirá que yo me muero por muchos de los textos de “No Te Va Gustar” y de “La Vela (Puerca)”. ¡Me encantan! En realidad no paso sus “video clips” en mi programa porque la estética visual de repente es demasiado loca para el ritmo que propone “Americando”, que es mucho más “tranqui”.